Cuando despertó no tuvo noción del tiempo. Sólo sabía que debería huir. ¿Qué tiempo estuvo sin conocimiento? Ella lo ignoraba, pero sintió un profundo dolor en la cara. Fue en ese momento cuando recordó algo y levantándose con dificultad del suelo caminó hacia el baño, y mirándose en el espejo, lloró amargamente.
Su rostro reflejaba el dolor, pero no de los golpes que había recibido, sino de aquellos que deja el tiempo cuando duele el alma.
En sus años juveniles, ella había participado en varios concursos de belleza en su pueblo natal, aquel paraíso ubicado en las extensas llanuras de Córdoba. Su belleza la había ayudado a viajar por diversos pueblos y ciudades colombianas, e incluso, hizo varios viajes a la selva peruana.