Mi
infancia en Pueblo Libre fue muy hermosa. Vivía en uno de los callejones de la
cuarta cuadra de la Av. Sucre que tenían cuatro caños y un par de duchas. Eran
dos callejones, no quintas, frente a la entonces Farmacia "Tizón".
Solía jugar junto a las tapias que protegían unos platanales (Hoy Supermercados
Metro) en la siguiente cuadra por donde corría un riachuelo y habitaban algunas
ratas en los alrededores. Me agradaba el olor del barro con paja que eran parte
de los vetustos muros, donde todo el mundo trepaba para llevarse algunos
plátanos. Parecía el huerto del pueblo, en este caso, el “huerto de un pueblo
libre”. Se le conocía entonces como la Magdalena Vieja. El callejón donde vivía
tenía cuatro caños públicos en la parte delantera, dos duchas y unos tres
baños, no me acuerdo muy bien.